MASSAUA
Novela histórica y ensayo de
aventura
del escritor venezolano Arnoldo
Rosas
Arnoldo Rosas |
Rosas, nació en Porlamar, estado Nueva Esparta, en 1969. Ha publicado Para enterrar (Pen Club Venezuela, Caracas, en 1985), (Guaicamar, Porlamar, 1990) y Olvídate del tango (Fondo Editorial Santiago Mariño, Porlamar, 1992; 2ª ed., Ateproca, Caracas, 1999). Obtuvo una bolsa de trabajo del Taller de Narrativa del Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (Celarg) para el período 1981-1982. Además ha obtenido el Premio de Narrativa Régulo Guerra Salcedo (1987) y el Premio de Narrativa Rosauro Rosa Acosta (1988), así como una mención de honor en la Bienal Latinoamericana de Literatura José Rafael Pocaterra (2000) y menciones en otros certámenes. Relatos suyos han sido recogidos en Antología de narradores neoespartanos (1993), Antología de narratistas orientales (1994) y Recuento, antología del cuento breve venezolano (1994).
La novela en si (*)
Massaua es una historia que convence, no tanto
por estar basada en hechos reales, lo cual ya le da un cariz de verosimilitud
importante, sino porque dentro de su mundo ficcional y narrativo, se mezclan
elementos que atrapan la lectura de principio a fin. Podemos hablar de Massaua como
una novela histórica, pero también como un texto de aventura, de viaje o de
crónica. Me resultó imposible no hacer el paralelismo entre Ismael, el
entrañable personaje de la novela de Melville, Moby Dick, con
el personaje principal que lleva el hilo conductor de Massaua, “el
roblero”: ambos inexpertos, ambos un tanto timoratos pero deseosos ante la idea
de un primer viaje en barco y sus nulos conocimientos al respecto, el primero
como pescador de ballenas, y el segundo, como buzo pescador de ostras.
La
novela ofrece de entrada un enigma y es el hecho de querer descubrir a quién le
habla el roblero a medida que comienza la aventura de dieciocho hombres que,
embaucados, no van a su destino final que es en la India, buscando las perlas
más hermosas del planeta, sino a Massaua, un pueblo costero de Eritrea en la
costa oriental de África, en donde todo es aridez, penurias y está por estallar
la primera bomba en la guerra Italo-Abisinia. Allí comienzan a vivir un
prolongado y desesperante Vía crucis por sobrevivir, mientras el sueño latente
de hacerse ricos los mantiene en pie a pesar del hambre y la miseria.
El
elemento religioso no puede faltar en una novela en donde sus personajes son
todos devotos de la Virgen del Valle. La fe ciega en la patrona los mantiene de
buen ánimo, a ella se encomiendan ante el fracaso y el extravío para que con su
gracia divina los saque del atolladero. El roblero también cree en ella,
pero también le reza a una foto maltrecha con la figura de su madre, muerta de
manera terrible y accidental bajo una cruenta tormenta en la isla de margarita.
Habla con ella, discute y en más de una ocasión, la imagen lo intimida tal como
lo hacía cuando estaba viva.
Massaua lleva en sus páginas también, el típico
humor que caracteriza al gentilicio margariteño. Aquí están las palabras, los
modismos, la manera de hablar tan particular de su gente, con la ventaja de que
por escrito, se entiende perfectamente. Las chanzas no cesan entre los
aventureros de Pampatar, Juan Griego y Porlamar, en contra del único
representante de Los Robles. Lo tildan de tramposo y malamañoso, pero
irónicamente -estrategia del autor-, no hay personaje más noble e ingenuo que
el roblero.
Arnoldo
Rosas emplea en su obra, además, un léxico dentro de los personajes que nace de
la pasión por el beisbol: el estás ponchao, el te tienen en tres y dos, por
nombrar unos pocos, o la comparación de la fuerza del ciclón del 33 con un
poderoso pitcher; enriquece el contexto narrativo con una ingente cantidad de
refranes para generar ese ambiente desenfadado en medio de la debacle:
“El que bebe agua en tapara y se casa en tierra ajena, no sabe si el agua es
clara o si la mujer es buena”; “Más caliente que plancha de chino”; “todos los
días nace un venado y consigue quien lo cace” o “Más vale un diablo de oro, que
un Cristo de plata”.
Las
referencias literarias que acompañan la lectura y el recorrido de estos
aventureros, también forman parte de esta travesía. No puedo dejar de mencionar
a Manuel Díaz Rodríguez, Arturo Uslar Pietri, Miguel Otero Silva y a Julio
Garmendia, quien tiene un rol importante dentro de la trama gracias a su Tienda
de muñecos, libro que es casi un personaje más dentro de la historia, texto
que mimetiza el estado físico del roblero: así como está de destruido, casi en
harapos, así está el texto: amarrillento, sucio, maltratado. No obstante,
en muchas ocasiones, son los cuentos de Garmendia lo que levanta el ánimo de
los dieciocho y despedazados marineros, atentos a la anécdota, que en voz del
roblero, cobra vida.
Por
último y no menos importante, la música, la gastronomía (incluyendo un listado
de los pescados más comunes en la mesa margariteña), los paisajes, la
naturaleza, y otros aspectos más, están destacados enMassaua. Sorprende,
además, la ferviente admiración que el roblero le profesa a Juan Vicente Gómez,
pero esto es otro de los guiños que Arnoldo Rosas coloca en el texto para que
sea el lector quien descifre el por qué de semejante adoración (si es que la
hay). Massaua está pletórica de anécdotas e incógnitas, en
donde todas cierran con su respuesta o desenlace, excepto una que por
misteriosa, te deja con ganas de seguir leyendo más. La intención de generar
entusiasmo en el lector está sembrada desde la primera página. Es un texto de
quinientas páginas que jamás decae en el ritmo, aunque con unas cuantas hojas
menos creo que el resultado hubiera sido igual de bueno. Les invito a sumarse a
la lectura, no se arrepentirán.
*Reseña de literaria hecha por el
también escritor Jasón Maldonado, quien es licenciado en letras, egresado de la
UCV y actual gerente de Mercadeo de Radio Caracas Radio
Massaua, nunca me cansaré de elogiar esta joya de Arnoldo Rosas
ResponderEliminarMassaua, nunca me cansaré de elogiar esta joya de Arnoldo Rosas
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