América Latina
en la economía mundial
El elevado precio de las
materias primas, sumado a la entrada de capitales provenientes del exterior, provee
un entorno financiero moderado.
Latinoamérica
está cerrando ejercicio económico complejo marcado por un fuerte crecimiento de
la actividad en del primer semestre y el
shock negativo derivado de la
crisis de deuda soberana en Europa que
ha desestabilizado los mercados financieros afectando negativamente a la
región.
En
esta misma línea, las economías asiáticas, especialmente China, están
comenzando a dar muestras de recalentamiento y aun cuando las autoridades
comunistas intentan conducir un aterrizaje suave, existen síntomas que conducen
a la preocupación. De este modo, los retos para la región para el próximo son
muy importantes dependiendo de la profundidad de la desaceleración del
crecimiento mundial, del desenvolvimiento del mercado interno y del correcto
desempeño de la política económica. Por último, América Latina afrontó sendos
procesos electorales presidenciales en México y Venezuela que marcarán la
evolución del conjunto del 2013.
En
términos generales la economía de América Latina registró un crecimiento del
PIB ligeramente por encima del 4,0 por ciento, lo que supone una desaceleración
de algo más de dos puntos respecto al dato del año previo. Como se explicitaba
previamente, contrasta el crecimiento del primer trimestre cercano al 5,0 por
ciento frente al más moderado del segundo. Así, el próximo año, la recuperación
de las economías desarrolladas y el elevado precio de las materias primas
permitieron una buena evolución del sector exterior, junto a una notable
entrada de capitales en un entorno financiero moderadamente estable aunque no
positivo. Por su parte, en los mercados internos, el empleo crecía con fuerza y
con ello el consumo, mientras los gobiernos normalizaban sus políticas fiscales
tras el fuerte impulso del gasto en años previos. Tal fortaleza de la demanda
interna presionaba sobre la inflación que alcanzó el 7,0 por ciento promedio de
la región al final del verano, aún a pesar de las tensiones apreciativas sobre
las monedas, en parte suavizadas por las intervenciones de los bancos centrales.
En este sentido, la política monetaria mantenía un sesgo restrictivo con
incrementos de tipos y revisión de las herramientas no convencionales
utilizadas en los momentos más duros de la crisis previa.
Sin
embargo, en el pasado verano el entorno global varió dramáticamente y con él la
evolución esperada del comportamiento de la economía en América Latina.
Las
previsiones de crecimiento para la región en 2012 se situaron en el entorno de
3,6. Las causas para esta ralentización de la actividad se encuentran
especialmente en la evolución de la economía mundial. Por una parte, la zona
euro afronta un año complicado y algunas economías importantes de esta región
podrían volver a tasas negativas. Por otra parte, Estados Unidos mantiene una
perspectiva incierta y en Asia las previsiones apuntan a una desaceleración de
la actividad, en el mejor de los escenarios. Por todo ello, la demanda mundial
seguirá débil y con ella los precios de las materias primas, que
confiando en que no se profundice
la crisis de la eurozona. Como resultado podremos observar una suavización de
la inversión extranjera, que junto al resto de factores externos reducirán el
crecimiento de América Latina, influyendo en el empleo y, por ende, en la
demanda interna. La inflación se espera cierre este año en el entorno del 6,5 por
ciento, ampliando el espacio de actuación de la política monetaria.
En
este sentido, se espera una relajación de la política monetaria que ya se ha
iniciado en algunos países, mientras se recomponen los saldos fiscales.
Así,
sería razonable esperar una política fiscal acomodaticia que permita ganar
espacio de maniobra ante un escenario más negativo, confiando en los impulsos
monetarios, al menos por el momento.
Por
último, la región mantiene en la agenda las reformas microeconómicas necesarias
para elevar el potencial de crecimiento y la calidad de las instituciones,
herramienta necesaria para consolidar la emergente clase media. América Latina vivió
año dos citas electorales fundamentales. Por una parte, México eligió un nuevo
presidente en la persona de Enrique Peña Nieto renovó la Cámara de Diputados y el
Senado. Por otra parte, Venezuela reeligió a Hugo Chávez, como Presidente de la
República. En fin, América Latina cierra un año con notables incertidumbres económicas
para 2013 debido a la evolución de la crisis en
los países desarrollados.
Hasta
ahora, la región ha resistido gracias al stock acumulado de credibilidad de
su política económica y al buen
comportamiento de Asia. Así pues, se inicia ahora un nuevo ejercicio donde
contrastar otra vez las capacidades y la suerte de la región.
Fuente:
Escritorio económico Solcha Recio & Asociados
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