lunes, 19 de noviembre de 2012


América Latina 
en la economía mundial

El elevado precio de las materias primas, sumado a la entrada de capitales provenientes del exterior, provee un entorno financiero moderado.

Latinoamérica está cerrando ejercicio económico complejo marcado por un fuerte crecimiento de la actividad en del primer semestre y el  shock  negativo derivado de la crisis de deuda soberana  en Europa que ha desestabilizado los mercados financieros afectando negativamente a la región.
En esta misma línea, las economías asiáticas, especialmente China, están comenzando a dar muestras de recalentamiento y aun cuando las autoridades comunistas intentan conducir un aterrizaje suave, existen síntomas que conducen a la preocupación. De este modo, los retos para la región para el próximo son muy importantes dependiendo de la profundidad de la desaceleración del crecimiento mundial, del desenvolvimiento del mercado interno y del correcto desempeño de la política económica. Por último, América Latina afrontó sendos procesos electorales presidenciales en México y Venezuela que marcarán la evolución del conjunto del 2013.
En términos generales la economía de América Latina registró un crecimiento del PIB ligeramente por encima del 4,0 por ciento, lo que supone una desaceleración de algo más de dos puntos respecto al dato del año previo. Como se explicitaba previamente, contrasta el crecimiento del primer trimestre cercano al 5,0 por ciento frente al más moderado del segundo. Así, el próximo año, la recuperación de las economías desarrolladas y el elevado precio de las materias primas permitieron una buena evolución del sector exterior, junto a una notable entrada de capitales en un entorno financiero moderadamente estable aunque no positivo. Por su parte, en los mercados internos, el empleo crecía con fuerza y con ello el consumo, mientras los gobiernos normalizaban sus políticas fiscales tras el fuerte impulso del gasto en años previos. Tal fortaleza de la demanda interna presionaba sobre la inflación que alcanzó el 7,0 por ciento promedio de la región al final del verano, aún a pesar de las tensiones apreciativas sobre las monedas, en parte suavizadas por las intervenciones de los bancos centrales. En este sentido, la política monetaria mantenía un sesgo restrictivo con incrementos de tipos y revisión de las herramientas no convencionales utilizadas en los momentos más duros de la crisis previa.
Sin embargo, en el pasado verano el entorno global varió dramáticamente y con él la evolución esperada del comportamiento de la economía en América Latina.
Las previsiones de crecimiento para la región en 2012 se situaron en el entorno de 3,6. Las causas para esta ralentización de la actividad se encuentran especialmente en la evolución de la economía mundial. Por una parte, la zona euro afronta un año complicado y algunas economías importantes de esta región podrían volver a tasas negativas. Por otra parte, Estados Unidos mantiene una perspectiva incierta y en Asia las previsiones apuntan a una desaceleración de la actividad, en el mejor de los escenarios. Por todo ello, la demanda mundial seguirá débil y con ella los precios de las materias primas,  que  confiando  en que no se profundice la crisis de la eurozona. Como resultado podremos observar una suavización de la inversión extranjera, que junto al resto de factores externos reducirán el crecimiento de América Latina, influyendo en el empleo y, por ende, en la demanda interna. La inflación  se espera  cierre este año en el entorno del 6,5 por ciento, ampliando el espacio de actuación de la política monetaria.
En este sentido, se espera una relajación de la política monetaria que ya se ha iniciado en algunos países, mientras se recomponen los saldos fiscales.
Así, sería razonable esperar una política fiscal acomodaticia que permita ganar espacio de maniobra ante un escenario más negativo, confiando en los impulsos monetarios, al menos por el momento.
Por último, la región mantiene en la agenda las reformas microeconómicas necesarias para elevar el potencial de crecimiento y la calidad de las instituciones, herramienta necesaria para consolidar la emergente clase media. América Latina vivió año dos citas electorales fundamentales. Por una parte, México eligió un nuevo presidente en la persona de Enrique Peña Nieto renovó la Cámara de Diputados y el Senado. Por otra parte, Venezuela reeligió a Hugo Chávez, como Presidente de la República. En fin, América Latina cierra un año con notables incertidumbres económicas para 2013 debido a la evolución de la crisis en  los países desarrollados.
Hasta ahora, la región ha resistido gracias al stock acumulado de credibilidad de su  política económica y al buen comportamiento de Asia. Así pues, se inicia ahora un nuevo ejercicio donde contrastar otra vez las capacidades y la suerte de la región.

Fuente: Escritorio económico Solcha Recio & Asociados

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