domingo, 18 de noviembre de 2012


Domingo de psiquiatría, con Ignacio Taboada

Los cuidadores
de los enfermos demenciales

Dr. Ignacio Taboada
Cualquier persona que padezca una enfermedad demenciante es cada vez menos capaz de asumir responsabilidad por su propia seguridad. No puede evaluar adecuadamente las consecuencias de sus actos, como hacemos los demás, pues se olvida rápido y así se producen accidentes.
En quienes recién se inicia la enfermedad, la pérdida de las funciones mentales es leve y las dificultades son pocas. En aquellos con enfermedades muy avanzadas la necesidad de ayuda es mayor y mucho más cercana y disminuye  el riesgo de accidentes.
Quizás lo más difícil es darse cuenta que aquellos moderadamente afectados por la enfermedad ya han perdido ciertas facultades, las han olvidado, y ello facilita los accidentes. Puede ser que hayan olvidado como cortar la carne que está en el plato o como abotonarse.
Las dificultades o los accidentes son más frecuentes cuando tú, el cuidador, estás cansado o dormido, cuando todos están apurados, cuando hay una discusión en casa o hay otro enfermo más en el hogar. En esas circunstancias estás menos alerta y el minusválido no te entiende o se asusta y reacciona exageradamente con una conducta catastrófica.
Cuando le estás apurando para llegar a tiempo a alguna parte o para terminar una tarea, detente, respira profundo, espera un minuto y logra que el enfermo se tranquilice.
Tú hiciste algo inadecuado o brusco, rompiste un vaso o te aplastaste un dedo en una puerta, y el enfermo se molestó. Es el momento exacto para lograr un tiempo de paz y tranquilidad antes que se produzca un accidente por la relación directa que existe entre los momentos de tensión y la aparición de las complicaciones.
Asegúrate de conocer muy bien el límite de las habilidades del minusválido. No te creas lo que te dice, aunque lo jure. Puedes preguntarle al neurólogo que le controla, al terapista ocupacional, si hay alguno que le atienda, o al menos pon mucha atención cuando realiza tareas sencillas en el hogar.
Prepara un plan de contingencia para cada posibilidad de accidente. ¿A dónde y a quién vas a llamar? Anota los números de teléfono incluyendo los celulares.
Haz el ambiente más seguro. Asesórate con personas especializadas. Recuerda siempre que en una situación de emergencia el minusválido puede mal interpretar lo que estás haciendo y oponerse a lo que deseas de esa persona.

Una casa ordenada es más segura que una desordenada.
Hay menos cosas con las que tropezarse. El exceso de adornos en los ambientes puede confundir al minusválido.
Hay objetos que definitivamente deben estar fuera de su alcance, como la plancha, especialmente si ya alguna vez la dejó conectada y caliente. También los llaveros que tienen las llaves para acceder a instrumentos, herramientas u objetos peligrosos. Esos llaveros deben estar a su vez bajo llave. Nunca debe haber un cable de extensión atravesado en el suelo pues puede tropezar o enredarse.
El lugar donde se guardan los medicamentos debe tener llave y estar siempre cerrado. Un buen sitio es un archivador metálico con llave.
Mantén la temperatura de tu calentador de agua lo suficientemente baja de modo que nunca pueda quemar al minusválido si abre el grifo accidentalmente.
Las personas con demencias no siempre pueden evaluar que el agua caliente los puede quemar si se exponen un tiempo suficiente.
Si en el lugar de residencia hay escaleras tienes que instalar “puertas” en lo alto de las mismas para impedir que intente bajar sin ayuda, en especial durante la noche. Vigila que los pasamanos estén asegurados en su sitio. Elimina las alfombras resbaladizas.

El tema del próximo domingo de nuestro columnista invitado será:
 “Mecanismos del dormir

*El doctor Ignacio Taboada G., es médico psiquiatra, egresado de la UCV y especializado en medicina del sueño, en  Atlanta School of Sleep Medicine and Technology”, de Estados Unidos de América; es el columnista invitado de este Blogger.

Seguirme en Twitter: @100ciaypolitica

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