martes, 13 de noviembre de 2012


Latinoamérica refugio
para la banca internacional

La banca regional en estos dos últimos años frenó la velocidad con que venía creciendo tras una década de inusitados buenos resultados. Sin embargo, el negocio está muy lejos de ser un mal negocio.

América Latina se ha convertido en un refugio para la banca internacional y para los mismos banqueros de la región. Una vez conjurados los riesgos de un desplome de los precios de los commodities, con un impacto fuerte en el crecimiento y por ende en la capacidad de consumo de los latinoamericanos, la región sigue siendo un buen negocio para la banca. No tanto como antes, cuando el sector crecía a un ritmo muy superior al de la economía real, pero muy bueno hoy después de todo y dado el contexto mundial.
Ésa es una de las principales conclusiones que se extraen del análisis de los 250 mayores bancos de América Latina, que en su versión 2012 muestra un sector bancario que está firme en la tormenta, aunque ya no sea percibido como un Shangri-Lá totalmente desacoplado de la economía mundial.
Shangri-La es un lugar ficticio descrito en la novela “Horizontes perdidos “en 1933. Por extensión, el nombre se aplica a cualquier paraíso terrenal, pero sobre todo a una utopía mítica del Himalaya: una tierra de felicidad permanente, aislada del mundo exterior. En la novela, las personas que viven en Shangri-La son casi inmortales, de modo que aventureros y exploradores intentaron hallar ese paraíso perdido.

Bancos brasileños y mexicanos crecieron en sus activos
En cuanto a los activos, los 250 mayores bancos de América Latina sumaron a julio de 2012 US$ 3,6 billones (millones de millones) de dólares. Un 6,1% menos que en el periodo anterior, cuando se alcanzó US$ 3,9 billones, lo que representa la mayor caída en este indicador desde 2005, pero con la salvedad de que este año el tipo de cambio del real y el peso mexicano respecto del dólar influyó como nunca en los resultados, dado lo voluble que ha estado la divisa que sirve para comparar estos bancos, especialmente en Brasil. Por eso, esa variación hay que mirarla con cuidado, pues afectó a la baja a los conjuntos de 70 bancos brasileños y 29 mexicanos que componen el listado, siendo Brasil y México los únicos países cuyos bancos, en nivel agregado y en dólares, decrecieron en sus activos (-13,8% y -5,9%, respectivamente). Algo que impacta los resultados generales del ránking, no sólo porque entre brasileños y mexicanos prácticamente suman 100 de los 250 bancos medidos, sino porque también los cinco primeros, todos brasileños, son megabancos cuyos activos sumados representan el 46,2% de los activos de todos los bancos incluidos en esta edición.
Sin embargo, considerando las variaciones en moneda local, es decir en reales y pesos mexicanos, Brasil y México crecieron en activos un 14,3% y 4,7%, al igual que todos los conjuntos de bancos de países de la región presentes en el ránking, los que lo hicieron (en dólares) entre 1,4% (El Salvador) y 20,5% (Bolivia).
Con todo, se observa una clara disminución en la velocidad de crecimiento del sector, lo que es reflejo de un reacomodo regional frente a los vaivenes del exterior. Y si bien la variación de activos entre 2011 y 2012 es incluso peor que en el período 2008- 2009 (-0,6), una fecha referente, dada la crisis financiera global de 2008, no ocurre lo mismo respecto de las utilidades. La suma de las ganancias de los 250 mayores bancos listados en esta ocasión es de US$ 43.000 millones, un -12,9% que en el periodo anterior, cuando las utilidades llegaron a US$ 49.000 millones. Lo que representa, sin embargo, una merma inferior en términos de variación a la que se produjo entre 2008 y 2009, cuando las utilidades cayeron en 43,4%.
Si no naufragó el barco bancario latinoamericano en 2008, menos lo hará hoy, con los signos de recuperación de EE.UU. y las proyecciones económicas relativamente halagüeñas de América Latina. Esto quiere decir que el círculo virtuoso de precios altos de commodities, fuerte ingresos de divisas, y activación del crédito y el consumo, seguirá, aunque difícilmente en las proporciones pantagruélicas de antaño.
Y es que la banca latinoamericana ya se estaba acostumbrando a inusitados crecimientos y ganancias, por lo que cualquier merma parece pobreza.

Fuente: América Economía Intelligence
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