domingo, 23 de diciembre de 2012






La Navidad la fecha más importantes en el calendario del cristianismo y la cual junto a las festividades de un Nuevo Año, que se celebra en el mundo Occidental y parte del Oriente representa para muchas personas sentimientos encontrados. Para unos la oportunidad de reunirse en familia, para otros recordar a los amigos y seres queridos que en el año que termina dejaron a este mundo. Tanto el regocijo como la nostalgia ocasionan trastornos cerebrales, debido cambios en el estado de ánimo, al exceso de alimentación, al consumo de alcohol, al abuso en el manejo de los aparatos interactivos y televisión y al estrés que en algunos causa estas celebraciones.
Trastorno afectivo estacional: Se caracteriza por cambios bruscos del estado de ánimo. Los afectados tienen bajos niveles de serotonina y melatonina, lo que significa que necesitan mucha más luz. “Cuando la luz llega a la retina en la parte posterior del ojo, las señales eléctricas son enviadas al hipotálamo. Esta es la parte del cerebro que controla el sueño, el apetito, la temperatura corporal, el deseo sexual y el humor. Cuando no hay luz suficiente, estas funciones comienzan a disminuir”.
Sobrealimentación: Además de la indigestión, comer en exceso también tiene un efecto mucho más siniestro. “Se estimula una vía generalmente inactiva entre el hipotálamo y el sistema inmunológico. Esto resulta en una respuesta inmune excesiva y conduce a la inflamación de bajo grado en todo el cuerpo. Y es por eso que a menudo se sienten mal después de comer demasiado. Comer en exceso por largos períodos de tiempo conduce a una inflamación crónica, lo que puede contribuir a la diabetes tipo 2 y enfermedades del corazón”.
El exceso de alcohol: El problema no es la ingesta excesiva de alcohol -si es que ocurre una o dos veces al año- sino la ansiedad y la irritabilidad que se genera cuando se detiene el consumo. “La interrupción brusca del consumo de alcohol conduce a la hiperexcitabilidad cerebral debido a la repentina ‘liberación’, lo que afecta los receptores que habían sido inhibidos por el alcohol”.
Demasiada televisión: Hacer algo por tanto tiempo tendrá consecuencias neurológicas a corto plazo. “La televisión alienta ondas Alpha bajas en el cerebro. Estas ondas cerebrales se asocian con la relajación, pero también la sugestión (...). Si se pasan muchas horas con el funcionamiento cerebral en el estado de baja Alpha, esto puede dar lugar a problemas de capacidad de atención y la incapacidad para concentrarse”.
 Estrés familiar: Cualquier forma de estrés conduce a la liberación de adrenalina y cortisol y existe una parte del cerebro que es especialmente vulnerable a los aumentos de cortisol: el hipocampo. “Como resultado, cuando se está estresado es posible que la capacidad multitarea y de recordar las cosas se ve afectada. Hacer ejercicio y dormir lo suficiente son las mejores maneras de contrarrestar el aumento de los niveles de cortisol”.

Fuente: Diario británico The Guardian

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