viernes, 12 de abril de 2013


Valores de la historia

    Fermín Toro
    vigilante permanente
    de la cultura venezolana


Fermín Toro nació en Caracas, en 1807 y murió en esta misma ciudad en 1859. A partir de 1830, consolidada la República y abierta a la vía constitucional la suerte del país, surgió una generación brillante en el  pensamiento  venezolano. Es la época  de  Juan  Vicente González, de Rafael María Baralt, de Fermín Toro, forjadores civiles de nuestra  historia en quienes descansaba la responsabilidad de señalar los rumbos de la cultura  nacional.
Fermín Toro es el mejor ejemplo de la superación personal  entre  los venezolanos, no sólo por la tenacidad en su educación autodidacta, sino por su clara posición ideológica, pues  siendo  éste  hijo de padres  godos, vale decir, partidarios de los realistas, él, desde niño, se  parcializo por la causa patriota. Y fue tanto su  fervor por  el  destino de la  patria,  que cuando  sus  padres  decidieron viajar a Puerto Rico y residenciarse allí, el  joven Fermín Toro, prefiere  quedarse en Venezuela, viviendo las contingencias de la guerra. Quizás por  este afán  de  participar  del  pulso  del país, llegó   a  compenetrarse  tanto  con   su  tierra   y  pudo   servirle   ele  manera   ejemplar.
A partir de 1837, empezó a escribir en el diario caraqueño El Liberal con los seudónimos de Emiro Kastos y Jocasias. Viajó a Londres en 1839 como secretario de la misión diplomática presidida por Alejo Fortique; producto de su experiencia londinense, publicó por entregas en 1842 su novela “Los mártires”, considerada la primera en su género en el país; posteriormente publicaría otras novelas.
El año de 1831 nos presenta a Toro, recién  salido  de  la adolescencia, en  su cargo  de Diputado al Congreso Nacional,  el primer  congreso   republicano. Sus  primeras  intervenciones son para  pedir el traslado  de los restos  del Libertador, posición valiente   en verdad, pues  Venezuela estaba  bajo  la influencia de Páez que se había declarado  en contra de Bolívar y de sus sueños  panamericanistas. Volverá al Congreso en 1848. En este año ocurre el cruento incidente del asalto al Parlamento y la muerte de  varios congregantes.  Monagas,  en su condición de Presidente de la República, pretende   convocar  nuevamente  al Congreso y solicita   la  incorporación de los  representantes. Aquí  es  donde Toro, es  un  alarde  de  dignidad   a  toda  costa,   responde con  una   frase que  ya se ha hecho famosa : "Decidle al General Monagas que mi cadáver lo llevarán, pero que Fermín Toro  no se prostituye".
Además  de   su  labor  nacionalista  como  congresante, Fermín  Toro   realizó una   fecunda  actividad  diplomática.  En  Inglaterra   como Secretario de  la Legación, después como Ministro Plenipotenciario; y con  igual carácter  en Madrid  y en París. En  1846   obtiene el reconocimiento de  nuestra  Independencia por parte de España; y  en   1861 logra  un  Convenio  sobre  Reclamaciones Extranjeras y un Tratado de Amistad, Comercio y Navegación entre  Venezuela e Italia.
Vigilante  permanente de  su  cultura, Toro llegó a poseerla en alto grado. Conocía varias lenguas, era versado en filosofía, en gramática, en literatura, materias que llegó a enseñar en colegios de la capital.   Orador   magistral, escritor, novelista y poeta a ratos, Fermín Toro   fue un  ciudadano de excepción en la   Venezuela de su tiempo. Sus  restos   fueron conducidos al Panteón Nacional  en 1876.


Fuente: José  Rivas  Rivas, Historia Gráfica de Venezuela; Biografías y Vida e Infobiografias. Foto cortesía de Venezuela Tuya.

Twitter: @PardeyBlogger        e-mail: pardeyblogger@gmail.com





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