Valores de la historia
Fermín Toro
vigilante permanente
de la cultura venezolana
Fermín Toro nació en
Caracas, en 1807 y murió en esta misma ciudad en 1859. A partir de 1830, consolidada la República y abierta a
la vía constitucional la
suerte del país, surgió una generación brillante
en el pensamiento venezolano. Es la época de Juan Vicente González, de Rafael María Baralt, de Fermín Toro, forjadores civiles de nuestra
historia en quienes descansaba la responsabilidad de señalar los
rumbos de la cultura
nacional.
Fermín Toro es el mejor ejemplo de la superación personal entre los venezolanos, no sólo por la tenacidad en su educación autodidacta, sino
por su clara posición
ideológica, pues siendo éste hijo de padres godos, vale decir, partidarios de los realistas, él, desde niño, se parcializo por la causa
patriota. Y fue tanto su fervor por el destino de la patria,
que cuando sus padres decidieron viajar a Puerto Rico y residenciarse allí, el joven Fermín Toro, prefiere quedarse en Venezuela, viviendo las contingencias de la guerra. Quizás por este afán de participar del pulso del país, llegó
a compenetrarse
tanto con su tierra
y pudo
servirle ele manera ejemplar.
A partir de 1837, empezó a escribir en
el diario caraqueño El Liberal con los seudónimos de Emiro Kastos y Jocasias.
Viajó a Londres en 1839 como secretario de la misión diplomática presidida por
Alejo Fortique; producto de su experiencia londinense, publicó por entregas en
1842 su novela “Los mártires”, considerada la primera en su género en el país;
posteriormente publicaría otras novelas.
El año de 1831 nos presenta a Toro, recién salido de la adolescencia, en su cargo de Diputado al Congreso Nacional, el primer
congreso republicano. Sus primeras intervenciones son
para pedir el traslado de los restos del
Libertador, posición valiente en verdad, pues Venezuela estaba bajo
la influencia de Páez que se había declarado en contra
de
Bolívar y de sus sueños panamericanistas. Volverá
al Congreso en 1848. En
este
año ocurre
el cruento incidente
del asalto al Parlamento y la muerte de varios
congregantes. Monagas, en su condición de Presidente de
la República, pretende convocar nuevamente al Congreso y solicita la incorporación de
los representantes. Aquí es donde Toro, es un alarde de dignidad a toda costa, responde con una
frase
que ya se ha hecho famosa : "Decidle al General Monagas que mi cadáver lo llevarán, pero que Fermín Toro no se prostituye".
Además
de
su labor nacionalista como congresante, Fermín Toro realizó una
fecunda actividad diplomática. En Inglaterra como
Secretario de la Legación, después como Ministro Plenipotenciario; y con igual carácter
en Madrid
y en París. En 1846
obtiene el
reconocimiento de nuestra Independencia por parte
de España; y en 1861
logra un
Convenio sobre Reclamaciones
Extranjeras y un Tratado de Amistad, Comercio y Navegación entre Venezuela e Italia.
Vigilante permanente
de su
cultura, Toro
llegó a poseerla en alto grado. Conocía varias lenguas, era versado en filosofía, en gramática, en literatura, materias
que llegó a enseñar en colegios de la capital. Orador magistral, escritor, novelista y poeta
a ratos, Fermín Toro fue un ciudadano de
excepción en la Venezuela de su tiempo. Sus restos fueron conducidos al Panteón Nacional en 1876.
Fuente: José Rivas
Rivas, Historia Gráfica de Venezuela; Biografías y
Vida e Infobiografias. Foto cortesía de Venezuela Tuya.
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