jueves, 11 de octubre de 2012




¿Y ahora qué hago?

Dr. Boris Ackerman
Al margen de qué medidas adopte el Gobierno, es aconsejable adelantar decisiones para evitar que la coyuntura económica termine afectando el fruto de su trabajo, recomienda el experto en finanzas, Boris Ackerman (*), columnista invitado de todos los jueves.

El país finaliza el periodo electoral luego de una aguda profundización en el gasto público que lleva a que por cada dólar en las reservas internacionales existan, según cifras del Banco Central de Venezuela (BCV), más de 22 bolívares el circulación.
Y lo peor es que estamos comenzando el cuarto y último trimestre del año, en el cuál el gobierno dispone el pago de importantes compromisos que posiblemente elevarán el circulante en un 20 % desde hoy al 31 de diciembre de 2012, llevando el circulante a unos 700 mil millones de bolívares fuertes, respaldados tan solo por 26 mil millones de dólares o quizás menos. Divida usted.
Los indicadores económicos actuales implican que el país se encuentra en medio de un gran colapso en el valor de la moneda, colapso que ha sido postergado considerablemente debido a la coyuntura electoral. Una vez finalizadas las elecciones queda claro que la situación de desbalance es significativa y claramente irreversible al menos en el corto plazo.
Todo eso llevará al país a una disyuntiva muy profunda: o se realiza un ajuste económico severo que implicaría un incremento significativo en los precios, incluyendo bienes y servicios de primera necesidad (además de bienes no tan prioritarios que claramente afectan nuestra calidad de vida, tales como electrodomésticos, vestimenta, calzado y repues- tos) o se mantiene temporalmente la tasa de cambio, los precios del combustible y las tarifas de los servicios.
En ese segundo escenario, lo más seguro es que la escasez se haga cada vez más patente y las personas deban acudir a mercados informales o a productos sustitutivos fuera de regulación, para adquirir los bienes de la canasta básica.
En todo caso, vengan medidas de ajustes radicales o parciales o si se profundiza la escasez de bienes y la deficiencia en la prestación de servicios, lo más conveniente para alguien que quiera que esta nueva coyuntura lo afecte lo menos posible, es claramente, adelantar decisiones.
Así es amigo lector, usted puede estar triste o frustrado, y seguramente tendrá razones para ello que muchos compartimos. Sin embargo, la vida continúa y el postergar sus decisiones hará que todo le salga mucho más caro y que el valor de su esfuerzo se diluya en severas pérdidas de poder adquisitivo.
En palabras sencillas, abastézcase, adelante los mercados, compre lo que pueda necesitar durante algunos meses en alimentos no perecederos. Adquiera electrodomésticos y productos de línea blanca si los suyos están en mal estado o si pensaba cambiarlos pronto.
Adquiera bienes rezagados, es decir que aún no hayan sufrido ajustes severos de precios, las boletas de empeño ahora son una muy buena idea pues su contravalor está en bienes que no pierden valor.
Quizás un carro usado en buenas condiciones pueda comprarse a partir de cierto momento y podrá conseguirse a buen precio debido a las necesidades que tendrán algunas personas de vender sus bienes ante la posible merma en sus ingresos.
Otra decisión interesante es la de endeudarse, si usted paga una tasa del 28 % anual y adquiere un bien que se duplica de precio en dos meses, habrá ahorrado casi la mitad de lo que vaya a costar el bien en un par de meses utilizando dinero que no tiene. Piense como individuo y no como parte de un colectivo.
En los últimos meses, habiendo apoyado a una tendencia política u otra, es muy probable que el esfuerzo a favor de actividades colectivas, haya precedido a sus metas individuales y familiares. Ahora le toca cambiar radicalmente esa actitud, toca pensar en usted, en sus seres queridos y en su entorno más cercano.
Y no es por individualismo o egoísmo. Simplemente corresponde porque es claro que se presentarán tiempos difíciles que probablemente le obligarán a organizarse mejor, a seguir estrategias que protejan su patrimonio y decisiones. Sin duda, debe darle prioridad a cuidar del fruto de su esfuerzo pues este puede verse muy mermado debido a la situación económica del país.
Es así como una de las primeras tareas debe ser la de organizarse, plantarse bien, hacer un claro inventario de lo que usted tiene y debe, medir sus ingresos y hacer un presupuesto. ¿Para qué? Simplemente para que la economía no se lleve por delante el fruto de su esfuerzo.
En primer lugar, para saber qué es lo que tiene que cuidar y proteger, empresas, ahorros, inmuebles, vehículos, etc.
¿Cuánto valen? ¿Los puede mantener? ¿Perderán o ganarán valor?
Si se revalorizan subirán más o menos que la inflación? ¿Es posible que pueda perderlo por ajustes, devaluaciones o confiscaciones? En palabras sencillas, fije estrategias para protegerse tanto de la inflación como de un Estado que podría ser más agresivo debido a su necesidad de recaudar impuestos y sus políticas poco propensas a apoyar la iniciativa emprendedora.
En segundo lugar, prepare un presupuesto, clasifique sus ingresos en seguros o recurrentes, inestables e ingresos esporádicos y haga igualmente una categorización de sus gastos en indispensables, obligatorios, importantes, útiles y placenteros.
Es así como las tres primeras categorías de gastos deben ser cubiertas por ingresos seguros y estables, para los gastos útiles, deje las otras dos categorías y, claro está, priorice sus ahorros e inversiones por encima de sus gastos placenteros.
Una reflexión final en esta compleja situación, se resume en que ante un desbalance de tal magnitud como el que ya se tiene, las salidas son siempre amargas y duras para gran parte de la sociedad. Es así como usted, mi querido lector, debe comenzar a analizar, pensar y, claro está, actuar. A título personal, piense en su familia, en su futuro, organice sus decisiones y, eso sí, no se quede esperando ni se paralice.
Lo que usted haga o deje de hacer en este momento, de seguro será muy importante en su futuro. No deje que la tristeza o quizás el júbilo le nublen su perspectiva y trate de ser cada vez más objetivo para analizar correctamente su entorno, su realidad y su futuro.

* El doctor Ackerman, es profesor de pre y postgrado de las Universidades "Simón Bolívar" y Católica "Andrés Bello",  máster en administración financiera del IESA y columnista el Diario "El Mundo, Economía y Negocios".

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