Editorial
del diario ABC, de Paraguay
Hugo Chávez no puede perder
Cualquier conocedor de la política
latinoamericana, pasada y presente, comprende que una eventual derrota de Hugo
Chávez en Venezuela es simplemente impensable, opinó en diario guaraní, el
pasado 7 de octubre.
“Hugo
Chávez no puede perder”, porque si ocurriera, se derrumbaría un tinglado mucho
más grande que el que cubre la política venezolana. Hay demasiados intereses en
juego en la región y los jugadores ni son tontos ni son inexpertos. A los
paraguayos nos resulta muy fácil entender cómo funciona un régimen dictatorial,
de corte militarista, corrupto y prebendario. Sabemos muy bien cómo se
manifiesta la “voluntad del pueblo” en estos casos y, por esta experiencia
histórica que tenemos muy fresca en nuestras costillas, nos atrevemos a
vaticinar que el gorila bolivariano hará sonar una vez más sus gruñidos
triunfales en Venezuela. Ojalá nos equivoquemos.
La
situación económica de Venezuela, especialmente en lo que concierne al ámbito
productivo, es catastrófica. En los últimos diez años perdió la mitad de sus
empresas privadas. De las que resistieron, más de 1.100 fueron o expropiadas
(10%) o confiscadas (90%) por el Estado chavo-marxista, que aun con feroces
sistemas restrictivos y de vigilancia no pudo impedir la fuga masiva de
capitales aterrorizados. Gracias a la política chavista de destrucción de la
empresa privada de su país, Panamá, convertida en asilo de los recursos
financieros venezolanos ahuyentados, goza ahora de gran crecimiento económico.
Por el control de cambio, la diferencia entre el dólar oficial y el paralelo
está en la asombroso porcentaje de 177%.
Empeora
la situación una inflación que el año pasado alcanzó el 28%, batiendo el récord
en Latinoamérica. No obstante lo cual, muchos venezolanos mejoraron sus
condiciones de vida. ¿Cómo lo logra Chávez? Muy simple: repartiendo a troche y
moche el dinero proveniente de la exportación de petróleo, cuyos precios
mundiales oportunamente ascendentes proporcionan un fuerte espaldarazo al
prebendarismo y al populismo chavistas. Este queda irrefutablemente demostrado
con las cifras de su gasto público, que en 2012 trepó del 30% del PIB al 43%.
Sea cual
fuere la realidad política subyacente en Venezuela, es posible tener una
certeza: Chávez va a recurrir a todas las trampas conocidas o inventar nuevas
para acumular una cantidad de sufragios que no deje lugar a dudas de su
predominio. Allí estarán los observadores internacionales, mayormente sus
amigotes de la Unasur, para “certificar” que su triunfo fue indiscutible.
Por
lo demás, ningún fraude es necesario cometer a la vista de extraños cuando la
maquinaria electoral funciona en el fondo del patio de la propia casa. Los
paraguayos recordamos a la “Junta Electoral Central” de Stroessner, que avalaba
lo que el propio dictador ya anunciaba mucho antes de contarse las papeletas.
“Hasta
les regalamos votos a la oposición”, dijo una vez.
En ningún
país del mundo un régimen marxista, ni siquiera de los que hipócritamente se
“aggiornan” con el sistema capitalista, logra mantenerse en el poder si no es
con el auxilio de las bayonetas y la censura a la libertad de expresión. No se
conoce ninguno, y la Venezuela chavista no es la excepción.
Ni
siquiera repartiendo alocadamente sus petrodólares podría un régimen como el de
Chávez sostenerse en el poder si no contara con la certeza del incondicional
respaldo de las FF.AA., listas para cumplir con la consigna “Socialismo o
muerte”, sea cual fuere la alternativa electoral. De todos modos, y por las
dudas, Chávez ya afirmó varias veces que si no votan por él, podrían estar
arriesgando llegar a una guerra civil.
Los
venezolanos van hoy a lo que posiblemente sean las elecciones más desiguales de
su historia. Hugo Chávez habló más de cuarenta horas en cadenas oficiales
obligatorias en radio y TV en los últimos dos meses. Los candidatos opositores
disponen de tres minutos por día. Chávez lleva casi 14 años en el poder,
gobernando a su país por decreto y siendo el administrador absoluto y fuera de
todo control institucional del dinero del Estado. Los opositores, igual que
aquí bajo nuestra dictadura, ni siquiera tienen acceso a los empleos públicos.
¿Alguien se atreverá a decir que las elecciones venezolanas enfrentan a dos
candidaturas en igualdad de condiciones? Sí, los de Unasur y los del Mercosur.
Como
si lo anterior no fuera suficiente, Chávez también tendrá poderosos aliados
externos, comenzando por Dilma Rousseff y su club de la Unasur, que harán lo
que esté a su alcance para “cooperar” en lo que puedan con el gorila amigo, el
de la “grossa” billetera, el de los generosos “maletines”. Un país vecino
grande como Venezuela, con 30 millones de habitantes hambrientos, con una
economía productiva destrozada, que no puede producir ni el 20% de lo que
consume, es el mejor regalo que a Brasil le pudiera ofrecer la región. Venderle
a Chávez, negocio redondo. Chávez derrotado y fuera del gobierno: una
catástrofe para Dilma. Ni pensarlo.
Hay
que imaginar a la pobre y menesterosa Cuba castrista sin Chávez, sin los 40.000
barriles de petróleo diarios que recibe de regalo. A Ecuador y Bolivia, sin la
asistencia financiera chavista para sus proyectos de fortalecimiento de sus
Fuerzas Armadas, y otros similares que constituyen la base de sus respectivos
planes de sometimiento a sus pueblos para perpetuación hegemónica. A Cristina
Fernández, sin los “maletines” para sus campañas electorales y otras cuentitas.
No.
Simplemente es impensable que Chávez sea derrotado en estas elecciones. Quienes
creen sinceramente en la democracia y tienen fe en el futuro político de una
América Latina con pueblos libres para escoger, la “reelección” del gorila
bolivariano –a la que seguirán la de Correa, la de Evo y, tal vez, la de la
propia Cristina– será una advertencia más que la historia les hará de que el
camino hacia esos anhelos no es llano ni rectilíneo.
Sin
embargo, no por eso hay que perder las esperanzas, sino redoblar los esfuerzos
para rescatar a la región de las garras del autoritarismo –esta vez, de la
izquierda mentirosa y violenta–, para que vuelvan a reinar plenamente en todos
los países las libertades ciudadanas y los derechos humanos.
Muy buena tu pagina. Te felicito. Es muy necesaria hoy dia, porque creo que los venezolanos somos ignorantes en política, (entre otras cosas). Yo estoy enfocando mis intereses políticos a través de la Historia, mucho por aquello que reza: "por sus obras los conoceréis". El lenguaje puede ser maleado a voluntad, los hechos son públicos y notorios.
ResponderEliminarEs así como he absorbido los principios políticos de la "Revolución Americana" y el posterior desarrollo de esta república como un faro en medio del marasmo político que enloda nuestro subcontinente. Creo que Bolívar ya sabia que los brillantes hombres de carácter que fundaron la nación anglosajona estaban ya adelantando la construccion de la nacion mas poderosa del mundo.
Ricardo J. Acosta Bruzual.
Gracias primo. Tus mensajes como estos son los que nos estimulan a seguir escribiendo.
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