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cayó al abismo fiscal pero sentirá otro golpe
El presidente Obama, desde la Casa Blanca |
El presidente de los Estados Unidos de
Norteamérica, Barack Obama, y el Congreso llegaron a un acuerdo para extender
la vigencia de algunas exenciones tributarias para los que menos ganan y así
evitar una caída al llamado precipicio fiscal, una serie de medidas impositivas
y recortes al gasto que hubieran generado una nueva recesión.
Pero los impuestos subirán de alguna
forma u otra para todos. Principalmente, los trabajadores verán un incremento
en la retención de sus salarios para el pago de la seguridad social, una
especie de exención que también vencía y que ni siquiera fue negociada.
Además, temas muy puntuales como el
plan para recortar miles de millones al gasto y el debate sobre el límite de
endeudamiento del gobierno no han desaparecido y se prevé una difícil lucha
entre el ejecutivo y los legisladores en ese respecto dentro de unos meses.
A pesar de lo acordado, varios
analistas sostienen que no se abordan muchas de las realidades que enfrenta el
país y que el ciudadano medio sí sentirá un eventual golpe y, por ende, la
economía.
Todos pagan algo
El presidente Obama elogió el acuerdo
obtenido como una medida que es "tan solo un paso en el amplio esfuerzo
para fortalecer nuestra economía".
El acuerdo logró evitar grandes alzas a
los impuestos al mantener la vigencia de muchos créditos tributarios que datan
de la presidencia de George W. Bush para individuos cuyos ingresos están por
debajo de los US$400.000 anuales.
También extendió el seguro de desempleo
por un año más, créditos a las empresas, los pagos a los médicos del sistema de
salud pública y un ajuste al impuesto alternativo mínimo que afectaba cada vez
más a las personas de medianos ingresos.
Igualmente permitió el alza de la tasa
impositiva para aquellos de altos ingresos, como mayores gravámenes a
dividendos, plusvalía y herencias.
"Hubo progreso real", expresó
a la BBC Seth Hanlon, director de reforma fiscal del Centre for American
Progress (CAP), una organización de análisis de centro-izquierda en Washington.
"El código impositivo permanente hace las cosas más justas para las
familias trabajadoras y pone más la carga para los de arriba".
Hanlon indicó que las negociaciones del
presupuesto son un proceso de varias etapas y que apenas había concluido la
primera. "Si juzgáramos esto como una pelea de boxeo diría que el
presidente ganó el primer asalto, aunque el resultado final se desconoce".
Desde el punto de vista del ciudadano
de medianos y bajos ingresos, sin embargo, el acuerdo permite el vencimiento
del llamado receso en la retención en la fuente aplicada por Obama al comienzo
de su gobierno para proteger al trabajador. Este impuesto de planilla subirá
2%, lo que para un empleado promedio significará una retención de US$1.500
anuales.
Rebecca Thiess, analista en temas sobre
el presupuesto nacional del Instituto de Política Económica en Washington,
explicó que ese receso había tenido un impacto significativo.
"Una menor retención en la fuente
estaba ayudando al PIB y a la creación de empleos", aseguró Thiess.
"No era una política perfecta pero sí ponía dinero en los bolsillos de los
trabajadores, que lo gastaban e impulsaban la economía".
Fecha "irrelevante"
La analista subrayó que dejar vencer
ese receso impositivo sin ofrecer ningún colchón es peligroso, teniendo en
cuenta el precario estado de la economía.
"El principal asunto es la
demanda. Los negocios no están recibiendo la clientela necesaria para aumentar
la confianza, la expansión y el empleo", dijo a BBC Mundo.
No obstante, Seth Hanlon afirmó que hay
otras medidas que Barack Obama puede tratar de aplicar para amortiguar el alza
en la retención en la fuente que son más costo-efectivas, como un crédito
basado en el rendimiento del trabajador y una inversión en obras de
infraestructura que "a largo plazo son más importantes".
Pero Rebecca Thiess señaló que, en este
acuerdo, Obama no logró incluir un paquete de estímulo de unos US$50.000
millones que, aunque relativamente poco, hubiera surtido algún efecto positivo.
Opinó que el presidente cedió a la percepción pública de que el 1 de enero era
una fecha catastrófica de la que no había escapatoria.
"Muchas cosas se hubieran podido
negociar para evitar la crisis económica y abordar los asuntos fiscales",
sostuvo. "El plazo del 1 de enero era irrelevante y fue exagerado por los
medios y por el público".
Según la experta en presupuesto
nacional, Obama temió proyectarse como un fracasado si no ofrecía alguna
concesión para obtener algo en retorno alrededor de la fecha. El acuerdo
resuelve poco y aplaza los temas más difíciles para futuras discusiones dentro
de unos meses.
Duro camino
Se estima que las futuras negociaciones
con los republicanos serán tensas.
El Congreso tendrá que abordar los
recortes al gasto que afectarían tanto al presupuesto de la Defensa como a la
inversión en proyectos de infraestructura, escuelas e investigación tecnológica
entre otros.
"Esos recortes son muy peligrosos
en la presente situación. El postergarlos por dos meses no dan el tiempo
necesario para que la economía crezca al tiempo que se debate dónde se debe
recortar", manifestó Thiess.
Como si fuera poco, en lo próximos
meses también se tendrá que abordar el problema del límite del endeudamiento
del gobierno, una carta que los legisladores republicanos usaron en agosto de
2011 para forzar al presidente a recortar el gasto público que generó un
estancamiento y la actual crisis del precipicio fiscal.
Rebecca Thiess, analista Economic Policy Institute
Thiess considera que los republicanos
volverán a utilizar el techo de endeudamiento para forzar al presidente a
conceder en los recortes que ellos ven como la solución a un presupuesto
equilibrado y a la deuda nacional.
"Suena pesimista pero Obama no
tiene ya muchas oportunidades para impulsar un paquete de estímulo grande. Ésta
era su oportunidad, logró algunas concesiones de los republicanos pero el
acuerdo quedó incompleto. Enfrentamos un camino duro hacia adelante",
concluyó.
Aunque Seth Hanlon coincide en que el
país no ha salido del terreno peligroso, considera que los republicanos, al
final de cuentas, tampoco querían saltar al abismo pues sabían que hubieran
sido culpados por el pueblo.
"El presidente Obama tiene la
opinión pública de su lado y también el mandato electoral", sostuvo.
"Si pensamos que estas negociaciones fueron tensas y contenciosas las
cosas podrían volverse peor pero si el Congreso resolvió un problema creado por
ellos mismos, podrán hacerlo de nuevo".
Fuente: William Márquez, corresponsal en Washington del Diario BBC Mundo.
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