es
producto de la grandeza
de
sus científicos
El
más grande científico venezolano
Aun con 99 años, el doctor Jacinto Convit, rinde frutos a la ciencia en el país. |
Nuestros
jóvenes y muchos otros no tan jóvenes ignoran que un venezolano recibió el Premio John Scott, otorgado también a Marie
Curie por el descubrimiento de la radiactividad, a Thomas Edison por la
bombilla y a Alexander Fleming por la Penicilina.
Estuvo
a la misma estatura de los grandes científicos del siglo XX al extremo que fue
candidato por la NASA a ser nominado al premio Nobel de Medicina, lo cual no
aceptó porque tenía que renunciar a su nacionalidad venezolana.
A la
edad de 15 años un amigo de su papá, que
tenía una fábrica, no podía arreglar una maquinaria porque el plano estaba en
alemán, este maracucho pidió que le dieran una oportunidad y al siguiente día
la maquinaria estaba funcionando.
Los
grandes centros científicos se lo disputaron y termina en el Instituto
Tecnológico de Massachusetts (MIT), para contribuir al desarrollo de la
Microscopía Electrónica que
permitió, junto a su Bisturí de Diamante, analizar las muestras lunares.
Paradójicamente,
un hombre que alcanzó
exitosamente todo lo que se propuso no pudo hacer realidad el más sencillo de
sus sueños, regresar a su suelo natal y aportar todo sus conocimientos al medio
científico del país que lo vio nacer, un 18 de Febrero de 1924 en la población de La Cañada. Murió en Estocolmo el 17 de Marzo 1999. Le sugiero al gobierno nacional que le dé el nombre
“Humberto Fernández-Moran Villalobos” a su obra más preciada: el IVIC.
Don
Arístides Bastidas
Quienes
hacemos el humilde intento de escribir sobre la ciencia y la tecnología tenemos
la mejor referencia en el estilo y las enseñanzas de el gran venezolano que fue
Don Arístides Bastidas, maestro de muchas generaciones de periodistas desde su
cátedra de Periodismo Científico en la UCV, desde su cueva en El Nacional o
desde cualquier sitio en el cual tenia la oportunidad de hablar sobre cualquier
cosa relacionada con la ciencia y la tecnología.
Arístides
nos enseño que temas muy difíciles podrían ser tratados con extrema sencillez
porque lo mas importante contrario a mostrar tu conocimiento, era hacerse
entender a cualquier nivel.
Su
pasión residía en acercar la ciencia a todos; una vez me comentó que había
escuchado a un médico en la televisión decir la siguiente expresión: “Un neonato con cefalea” y decía con
cierta molestia que pudo haber dicho “Un
recién nacido con dolor de cabeza”.
Era tal
su dimensión que la UNESCO (La Organización de las Naciones Unidas para la
Educación, la Ciencia y la Cultura) le reconoce su trabajo, en 1980, con el premio Kalinga, equivalente a un Premio Nobel, el cual es otorgado anualmente a la persona
mas destacada en la divulgación de la ciencia en el mundo.
Su meta
era traducir la ciencia al lenguaje del pueblo y hacerla amena. Desde su
columna “La Ciencia Amena” en El Nacional dicto una cátedra de como hablar de
la ciencia a cualquier persona, haciéndola divertida y fácil de entender sin
perder su exactitud y veracidad.
El Dr. Jacinto Convit o la Influenza no deben
regresar.
Cuando el venezolano Jacinto Convit fue postulado
en 1988 al Premio Nóbel de Medicina por descubrir la vacuna contra la Lepra
sentimos que nuestro país se ubicaba en un lugar envidiable en la lucha contra
las enfermedades endémicas, las cuales
han sido lugar común en los países del “Tercer mundo”. Como no
conozco los países del segundo y no me gustan las terminologías tradicionales
para dividir el mundo, de acuerdo a
criterios muy poco humanos (en vías de desarrollo. sub.-desarrollados, del
primer mundo, etc.) Prefiero referirme a
los países menos favorecidos del
desarrollo. Voy a evitar este tema para otra ocasión y ceñirme a lo que
en este momento nos angustia en toda la orbe. Es interesante ver que hay
situaciones en las cuales no hay primer mundo, tercer mundo, países en vías de
desarrollo o sub.-desarrollados, todos se ponen al lado de otro porque las
bacterias “Son una torre de Babel”.
Era la época en que a los enfermos de lepra los
trataban casi de manera inhumana; los llevaban muchas veces encadenados y en
contra de su voluntad, separándolos de sus familiares y allegados. Ese trato
prevalecía desde tiempos milenarios, cuando el terror al contagio se propagaba
en todas las poblaciones. Vale recordar que en la antigüedad, a los enfermos de
lepra o presuntamente enfermos, les ataban una especie de campana o sonaja que
marcaba su acercamiento. Recuerda el doctor Convit sobre la llegada de un
paciente leproso, encadenado, custodiado por guardias armados a quienes les
pidió que lo soltaran, pues no podría
imaginar lo que era sentirse así. Inicia entonces su lucha no sólo contra la
enfermedad sino contra el prejuicio.
La era de la Internet y las comunicaciones en
tiempo real nos hacen sentir seguros en muchos aspectos que antes eran
desconocidos por que el tiempo de llegada a nuestro conocimiento era
tradicionalmente largo.
El renacimiento de la Influenza, una enfermedad
secular que aparece, sorpresivamente,
nos enfrenta con la contradicción del tiempo y el espacio. No entiendo como una
endemia, ya superada, pueda revivir en
un mundo en el cual la distancia se mide en metros y el tiempo en minutos.
Será que hemos subestimado las enseñanza de esos
viejos maestros como el Dr. Convit que, por no tener la confianza que puede
inspirar los sistemas actuales, tomaban medidas extremas para asegurase que una bacteria, por muy eliminada que se
supiera, podría resurgir y no había que confiarse.
Le dejamos a los grandes laboratorios un problema
que ellos no tenían en su presupuesto.
Dr. Luis Razetti
Nace en Caracas el 10 de Septiembre de 1862. Fue un
Médico Cirujano, de origen europeo que apoyó y logró una serie de avances en el
progreso de la medicina venezolana. Se gradúa de Doctor en Medicina en la
Universidad Central de Venezuela, es el que impulsa el llamado
"Renacimiento de la medicina venezolana", en materia de enseñanza,
centros de estudios y prácticas médicas en Venezuela. Una de las dos Escuelas
de Medicina de la UCV lleva su nombre. Su nombre es también sinónimo del Código
de moral médica, publicado en 1928, de repercusión continental. Junto con José
María Vargas, Luis Razetti sobresale entre los grandes valores de la medicina
venezolana. Fallece el 14 de Mayo de
1932. Sus restos yacen en el Panteón Nacional desde el 23 de junio de 1982.
Dr.
Cornelio Vegas
El
partero de la casta tauromaquia de los Girón (Cesar, Curro y demás hermanos)
sentía inclinación por la cultura alemana, buena copa y buen amigo, a pesar de
ser el medico de cabecera de la aristocracia aragüeña disfrutaba atendiendo a
sus pacientes pobres a los cuales, si no tenia la muestra medica le daba el
dinero para comprar sus medicinas.
Se
gradúo a los 21 años, cosa rara para la época y uno de los pocos médicos de tez
morena en ejercer en clínicas alemanas. Se autodenominaba “Socialista de
verdad” porque pregonaba que el verdadero socialismo hay que practicarlo 24
horas al día, no enunciarlo de 8 a 5 pm. Por algo el hospital general de
Maracay lleva su nombre. El Dr. Cornelio Vegas, nació en Cumaná el 13 de enero
de 1.911 y falleció en Maracay el 5 de enero de 1.989. En la Roma antigua,
cuando moría un gran hombre, no se decía “ha muerto”, sino “ha vivido”. Así
puede decirse del Dr. Cornelio Vegas, la muerte solo pudo arrebatarle nada más
que su vida, hoy muchas personas acuden a su tumba a ofrendarle y pedir remedio
para sus males. Hoy en vida, en donde ir a un hospital publico es cortejar con
la muerte y acudir a una clínica privada
significa una posible bancarrota, ¡Cuanta faltas nos hacen unos cuantos Dr. Cornelio
Vegas!
Dr. Rafael Reif
Un
venezolano es nombrado Presidente del Instituto
Tecnologico de Massachusets en sustitucion de la Dra. Susan Hockfield.
El Dr.
Reif nació en Maracaibo y se graduó de Ingeniero Electricista en la Universidad
de Carabobo en 1973.
Entre
1973 a 1974 fue profesor adjunto en la Universidad Simón Bolívar.
Posteriormente
se traslado a la Universidad de Stanford en donde obtuvo su doctorado en la
misma especialidad en 1979.
Se unió
a la facultad del MIT en 1980.
Durante
su estadía en esa casa de estudios ha tenido importantes cargos tales como Jefe
del laboratorio de Microsistemas y Jefe del Departamento de Ingeniería
Eléctrica e Informática, quizás, el mas importante del mundo.
Últimamente,
ha estado trabajando en el desarrollo de nuevas tecnologías de tres dimensiones para circuitos integrados
que no afecten al medio ambiente.
Es uno
de los pocos científicos
latinoamericanos en recibir el premio al Joven Investigador, en 1984, el
cual es otorgado por la Academia Nacional de Ciencia y la presidencia de los
Estados Unidos.
Uno de
sus mayores retos será la continuar con el desarrollo de la Nanotecnología,
unos de los proyectos lideres del MIT y el cual proveerá al planeta de nuevas
soluciones, a nivel molecular, en la medicina, producción de energía no
contaminante y dispositivos electrónicos.
Actualmente
vive en Newton, estado de Massachusetts con su esposa Cristina y sus dos hijos
Jessica y Blake.
Científicos
venezolanos trabajan en células madres
En el
Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas y en la Universidad Simón
Bolívar están trabajando en fase experimental con dientes, líquido
amniótico y grasa proveniente de la liposucción para desarrollar una
herramienta que en el futuro será capaz de reparar muchos daños del cuerpo.
*El
doctor Clemente, es ingeniero nuclear, egresado del Instituto Tecnológico de
Massachusetts, de los Estados Unidos de Norteamérica y una maestría en esa
prestigiosa institución. Se desempeñó como
representante por Venezuela ante la Organización Internacional de Energía
Atómica. Actualmente es presidente de la Sociedad Nuclear de Venezuela y
profesor en su especialidad de varias universidades venezolanas y colaborador
de varias publicaciones científicas en esta área. (Foto: Cortesía de Nuevas Noticias y Ciudadania)
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