lunes, 12 de agosto de 2013

Ciencia y Tecnologia

Si no te montas en el tren del progreso
estarás viendo al pasado *

Ingeniero Nuclear Leancy Clemente
La calidad de vida de una población está en relación directa con los adelantos tecnológicos y científicos del primer mundo.
No se trata de querer o no, es una vorágine que como una torrentera te lleva ineluctablemente hacia un destino que solo trae bienestar, crecimiento e incremento en las oportunidades del desarrollo profesional, cultural y de otra índole.
Todos los estratos de la sociedad, los diferentes niveles educativos haciendo énfasis en los más pequeños de manera que se desarrollen viendo como algo normal, cotidiano, que es parte de la vida el ambiente de progreso y modernidad.
Los niños, por naturaleza, son extremadamente curiosos, solo necesitan que en el hogar y la escuela, espacios apropiados, se les estimule para el aprendizaje proactivo y moderno.
Hay que enseñarles que la historia debe servir para conocer el origen de las cosas y como ellas evolucionaron con el tiempo al igual aprender de los errores cometidos.
Antes, los dueños usaban un sistema de control basado en unos cartones en los cuales anotaba los datos del negocio llamado “Kardex” que por su experiencia y pericia estaba convencido que podían manejar su negocio en los años por venir.

Los marchantes los pusieron de moda.
Por supuesto, sus hijos, herederos naturales del negocio e “Internet fans”, le suplicaron, para asegurar la continuidad del apellido y del negocio, actualizarlos y modernizarlos.
El éxito de las cadenas o franquicias de comercios tipo farmacias integrales, ventas de comida rápida y supermercados, por solo nombrar unos cuantos, es que, en su debido momento y oportunamente, se montaron en el tren de la renovación.
De allí el éxito en Venezuela de esos nuevos y muy modernos negocios.
Pero esos muchachos estudiaron, en todos sus niveles educativos, las Matemáticas, Biología, Física y Química.
En consecuencia, llegaron a las universidades con una excelente preparación y una actitud hacia la innovación y el primer mundo.
Debe haber una secuencia que se inicia en el pre-escolar y que nunca termina que encadene, en forma continua, una formación positiva hacia el humanismo y la ciencia.
Para ilustrar lo que pasa cuando no se actualizan los métodos y procesos tomemos como ejemplo una de las empresas más emblemáticas del mundo: Kodak.
A finales del siglo XIX, la fotografía era un asunto de profesionales que requería equipos costosos y una alta pericia técnica. En la década de 1880, un empleado bancario de Nueva York llamado George Eastman renunció a su puesto con la visión de convertir a la fotografía en una actividad accesible para el público masivo. Así nacía Kodak. En 1895, la empresa lanzó al mercado la primera cámara de bolsillo, que se vendía por cinco dólares.
La propuesta era directa y sencilla, sintetizada en el eslogan con el que se promocionaban las primeras cámaras Kodak: “Usted presione el botón. Nosotros hacemos el resto”. El negocio se erigía sobre dos pilares: los rollos y la cámara. Al igual que hacía Gillette con las afeitadoras y las hojillas, Kodak vendía la máquina a precio subsidiado, y obtenía sus ingresos de los rollos y materiales químicos para los procesos de revelado.
Sobre estas premisas, la compañía de Eastman experimentó un crecimiento sostenido por muchos años. A mediados de la década de 1970, poco antes de cumplir un siglo de vida, Kodak tenía el 90% del mercado estadounidense de rollos y el 85% de las cámaras, con cifras muy similares en el resto del mundo. Era verdaderamente el “momento Kodak”.
Surge la digitalización de imágenes gracias a los desarrollos elaborados por la NASA para mejorar las fotografías enviadas desde el espacio.
El término digitalización se puede asociar de una manera clara, la forma como una imagen (texto, fotos, formas, sonido, movimiento...), se pueden convertir en un idioma comprensible para los computadores.
En general las señales exteriores que hacen posible la identificación en su estado natural, se transforman en código binario (0’s y 1’s) que mediante la utilización de programas se pueden transformar de acuerdo a los requerimientos.
Kodak se pone a la cabeza de esta nueva tecnología y desarrolla la primera cámara digital. Está consiente que el negocio de vender rollos fotográficos es cosa del pasado.
La alta dirección tenía clara la necesidad de orientar a la empresa hacia la fotografía digital. Para los mandos medios, sin embargo, la estrategia se percibía de manera diferente. La mayoría eran ejecutivos con gran experiencia en procesos químicos y en manufactura de rollos
fotográficos ... justamente los conocimientos que quedarían obsoletos una vez que se concretase la transición al mundo digital. Además, estaban sentados sobre una montaña de dinero proveniente de la venta de rollos. El mundo, el mercado, tenía un aspecto más bello de lo que realmente era.
Por lo tanto, estos directivos, que debían ser los “músculos” que ejecutasen el cambio, fueron los principales obstáculos. Mientras se configuraba la nueva industria fotográfica, Kodak se debatía en una guerra interna entre las unidades productoras de rollos y las digitales. La organización atravesó una reestructuración tras otra, en búsqueda de un tipo de estructura flexible y más ágil para ejecutar la nueva estrategia, cosa que jamás logró. Es que el problema, en última instancia, no estaba en la estructura sino en la cultura y las mentes de tendencia retrogradan que solo ven por el retrovisor.
George Fisher fue CEO de Kodak entre 1993 y 1997, los años críticos de la formación del negocio de la fotografía digital. Tiempo después de su salida, declaró: “Creo que la falla estuvo en que no llegamos a convencer a los mandos medios de que lo digital era sólo una tecnología, al igual que el rollo. Pero nuestro negocio era la fotografía, sin importar bajo qué tecnología”.
Si una empresa no toma decisiones, el mercado acaba tomándolas por ella. Cuando finalmente Kodak entró en el negocio digital, el tren del cambio tecnológico había pasado. La forma de consumir fotografía de los clientes ya no necesitaba de Kodak. El consumidor podía sacar las fotos con su cámara Sony o Canon, descargarlas a su Dell o Apple, y compartirlas con sus amigos gracias a Google. Los servicios de Kodak sólo eran requeridos en el dudoso caso de que alguien quisiera una copia en papel.
Kodak pudo haber liderado el cambio hacia la fotografía digital. Tenía todo para hacerlo: la tecnología, la marca y los recursos. En su lugar, terminó corriendo desde atrás. A lo largo de la última década, la organización se dio cuenta de por qué los antiguos griegos representaban a Kairos, la diosa de la oportunidad, como una mujer corriendo con un mechón de cabello cayendo sobre su entrecejo, pero la nuca completamente pelada. Cuando viene hacia nosotros, podemos tomarla fácilmente desde adelante. Pero cuando ya nos pasó, no hay forma de aferrarse desde atrás.
Finalmente, el jueves 19 de Enero, el símbolo de la fotografía estadounidense pidió la protección de la Ley de Quiebras. Es, quizás, uno de los mejores ejemplos sobre las consecuencias de no gestionar los cambios a tiempo.
Me pregunto qué vamos a hacer para colocar a Venezuela en el primer mundo si no formamos suficientes, bien apreciados y remunerados docentes en todas las áreas y niveles.

*  El doctor Leancy Clemente, nuestro columnista invitado y autor de esta columna, es ingeniero nuclear, egresado del Instituto Tecnológico de Massachusetts, de los Estados Unidos de Norteamérica y una maestría en esa prestigiosa institución. Se desempeñó como representante por Venezuela ante la Organización Internacional de Energía Atómica. Actualmente es presidente de la Sociedad Nuclear de Venezuela y profesor en su especialidad de varias universidades venezolanas y colaborador de varias publicaciones científicas en esta área.


Twitter: @PardeyBlogger

        e-mail: pardeyblogger@gmail.com

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