martes, 25 de septiembre de 2012



La guerra en siria y el papel de la ONU

“El panorama en ese país es extremadamente grave y empeora cada día”, y “por el momento, la suerte de esa nación árabe no se decide en la Asamblea de la ONU, en Nueva York, sino sobre el terreno, por las armas”.


El drama sirio figurará en un lugar destacado en los discursos y problemas a debatir en la 67º Asamblea General de la ONU, pero también lo será al margen de la reunión. Una sesión ministerial del Consejo de Seguridad será dedicada a analizar la Primavera Árabe, donde los ministros seguramente analizarán el problema sirio.

Los amigos de Damasco, un grupo de países occidentales y árabes que apoyan a los opositores del presidente Bashar al Asad, se reunirá para evaluar los medios para unificar a esa oposición y preparar el período post-Asad.

El Consejo de Seguridad está paralizado por Moscú y Pekín, que han rechazado todas las iniciativas occidentales de hacer presión sobre Siria. “Por el momento, la suerte de Siria no se decide en Nueva York, sino sobre el terreno, por las armas”, señaló un diplomático que solicitó el anonimato a un periodista del New York Time.

Quedan los numerosos encuentros bilaterales que la ocasión de la Asamblea permite organizar en terreno neutral. Rusia y China no estarán representadas en Nueva York más que a nivel ministerial y el primer ministro turco Recep Tayyip Erdogan, cuyo país recibe a millares de refugiados sirios, no asistirá a la Asamblea.

El representante especial de la ONU y de la Liga de Estados Árabes para Siria, Lakhdar Brahimi, informó al Consejo de Seguridad que el panorama en ese país es "extremadamente grave y empeora cada día", además de que no prevé un pronto emprendimiento del diálogo entre el gobierno y la oposición.

En declaraciones a la prensa tras la sesión cerrada del Consejo, Lakhdar Brahimi reconoció que por el momento no tiene un plan definido para alcanzar una solución a la crisis siria, aunque confió en encontrar un espacio para la paz en un futuro "no muy distante".

"Me rehúso a pensar que la gente razonable no se dé cuenta de que no se puede volver al pasado, que no se pueda regresar a la Siria de antes. Creo que le he dicho a todos, en Damasco y en todas partes, que la reforma ya no es suficiente, que lo que hace falta es un cambio”.

Agregó que el plan de seis puntos para la paz en Siria promovido por su antecesor –que incluía un alto el fuego y el inicio de un diálogo –, al igual que la Declaración de Ginebra, sigue siendo una de sus herramientas aunque aún no sabe si se la usará.


Luego de afirmar que el conflicto en Siria constituye una amenaza para la región y para la paz mundial, el diplomático argelino adelantó que después del Debate de Alto Nivel de la Asamblea General de la ONU regresará a Medio Oriente para continuar su trabajo, pero subrayó la urgencia de que el Consejo de Seguridad actúe unido.



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