UNA PRUEBA SENCILLA PUEDE DETECTAR
EL DETERIORO COGNITIVO PRE-ALZHÉIMER
Investigadores del
Grupo de Ingeniería Biomédica (GIB) de la Universidad de Valladolid (UVA) y de
los departamentos de Neurología y de Neurofisiología Clínica del Hospital
Universitario Río Hortega de Valladolid han estudiado la dinámica neuronal en
diferentes fases de la demencia por enfermedad de Alzheimer (EA) a través de
registros neurofisiológicos, concretamente del electroencefalograma (EEG), una
prueba sencilla y aún no incluida en los protocolos de diagnóstico de este tipo
de demencia.
El trabajo sugiere que
el análisis de las fluctuaciones espacio-temporales del EEG puede ser útil para
entender los mecanismos neuronales implicados en el deterioro cognitivo leve,
una fase inicial que deriva en buena medida en el desarrollo de alzhéimer y
cuya detección precoz es clave para ralentizar la enfermedad.
Como precisa el
investigador del GIB Jesús Poza Crespo, la demencia debida a la enfermedad de
Alzheimer es la principal forma de demencia en los países occidentales y a día
de hoy no hay un tratamiento que sea capaz de curarla. Sin embargo, si se
obtiene un diagnóstico en una fase temprana es posible disminuir su progresión.
En este sentido, el deterioro cognitiva leve (DCL) debido a alzhéimer juega un
papel crucial, ya que es considerada la fase prodrómica de la enfermedad, es
decir, la que presenta los síntomas iniciales que preceden a su desarrollo.
El
electroencefalograma puede aportar información muy interesante para ayudar a
entender los cambios cerebrales
De este modo, “una
detección temprana de la demencia tipo alzhéimer pasa en gran parte por una
identificación precisa del deterioro cognitivo leve debido a la enfermedad”,
subraya. Diversos estudios sugieren que la actividad neuronal es sensible a
cambios cerebrales sutiles provocados por las formas incipientes de esta
demencia. Por ello, el análisis de registros neurofisiológicos, como el electroencefalograma
(EEG), “puede aportar información muy interesante para ayudar a entender estos
cambios cerebrales”.
En concreto, en el
estudio desarrollado, publicado en la revista ‘Current Alzheimer research’, el
equipo ha explorado la dinámica neuronal en diferentes fases de la demencia por
enfermedad de Alzhéimer. Para ello, analizaron señales EEG de tres grupos:
enfermos con demencia debida a enfermedad de Alzhéimer, personas con deterioro
cognitivo leve debido a enfermedad de Alzhéimer y personas cognitivamente sanas
de edad avanzada. Para analizar la dinámica neural diseñaron un nuevo parámetro
que permitía estudiar los patrones de fluctuación espacio-temporales de la
actividad EEG. Asimismo, los resultados registrados con el nuevo parámetro se compararon
con los obtenidos mediante parámetros convencionales empleados en estudios
anteriores, para evaluar si se aportaba nueva información.
Los resultados
alcanzados por los investigadores sugieren que las personas con deterioro
cognitivo leve debido a enfermedad de Alzhéimer muestran patrones anormales de
fluctuación espacio-temporal que dependen de la banda de frecuencia analizada.
Además, el parámetro propuesto aportó información complementaria a la
proporcionada por parámetros estudiados en trabajos anteriores. “Combinando su
información conseguimos una precisión a la hora de diferenciar personas
cognitivamente sanas de personas con deterioro cognitivo leve debido a
enfermedad de Alzhéimer del 79,2%”, detalla el investigador del GIB.
Una valiosa herramienta
El estudio llevado a
cabo por el equipo vallisoletano proporciona una nueva herramienta para
entender los complejos substratos neuronales subyacentes a la demencia y el
deterioro cognitivo leve debidos a enfermedad de Alzhéimer. Además, en estos
momentos trabajan en ampliar las poblaciones bajo análisis para conseguir una
mayor capacidad de generalización de estos resultados.
Las implicaciones de
esta línea de investigación son prometedoras, ya que los protocolos de
diagnóstico de la demencia y del deterioro cognitivo leve debidos a enfermedad
de Alzhéimer todavía no incluyen al EEG como prueba complementaria. “Una de las
posibles razones es que el análisis visual de esta señal es muy complejo. El
EEG es una señal ruidosa que, aunque refleja la actividad neuronal en tiempo
real, está muy distorsionada por las estructuras cerebrales que tiene que
atravesar hasta llegar a los sensores de registro”, explica Poza Crespo, quien
agrega que este análisis precisa así “de la aplicación de métodos matemáticos más
o menos complejos que permiten aislar la información cerebral del ruido”.
En comparación con
otras técnicas de neuroimagen, como la tomografía por emisión de positrones o
la resonancia magnética funcional (que sí se recomiendan en los protocolos de
diagnóstico de la demencia por enfermedad de Alzhéimer), el coste del EGG es
mucho menor. Por ello, continúa, “es importante investigar en la identificación
de potenciales biomarcadores de la demencia y el deterioro cognitivo leve
debidos a enfermedad de Alzhéimer basados en el EEG, ya que esto redundaría no
sólo en una reducción significativa de costes al sistema sanitario, sino
también en una mejora en la calidad de vida de los enfermos y de sus
cuidadores”.
El Grupo de
Investigación Biomédica (GIB) de la Universidad de Valladolid trabaja desde
2004 en la caracterización de los substratos neuronales de la enfermedad de
Alzhéimer. El doctor Poza Crespo subraya la importancia de investigar este tipo
de demencia. “Si bien existen diferentes factores de riesgo asociados a la
demencia por enfermedad de Alzhéimer el más importante es la edad. En un país
con una pirámide poblacional como España, y en concreto en una comunidad
autónoma tan envejecida como Castilla y León, esto es muy reseñable. Además, el
impacto de esta demencia es muy importante y no solo para el sistema público de
salud, sino también para las familias y para el propio enfermo”, concluye.
Fuente: Revista científica “Current Alzheimer research”
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