jueves, 28 de septiembre de 2017


NUEVE EJEMPLOS IMPRESIONANTES DE CÓMO
NOSOTROS MISMOS INFLUIMOS EN NUESTRO CEREBRO


Nuestro cerebro es tal vez el órgano más misterioso de nuestro cuerpo. Cada día, los científicos descubren algunos datos nuevos acerca de su funcionamiento, pero aún hay muchos misterios por resolver.

9. Falta de sueño crónica
Los científicos de la Universidad de California, en Berkeley, encontraron pruebas contundentes que demuestran que el déficit del sueño puede afectar la memoria y provocar la enfermedad de Alzhéimer. Lo que pasa es que, mientras dormimos, las células del cerebro eliminan los compuestos tóxicos que afectan el cerebro. Si la persona duerme poco sistemáticamente, dichos compuestos no son eliminados y afectan las células del cerebro.

8. El estrés prolongado destruye el cerebro
Los problemas de memoria, inhabilidad de aprender cosas nuevas y controlar las emociones: estos son algunos de los efectos del estrés crónico. Además, esta enfermedad hace que la persona se irrite con facilidad, se sienta angustiada, tensa y se distraiga a menudo. Señala un informe de la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard.

7. El amor y el odio tienen mucho en común
Los científicos británicos descubrieron que el amor y el odio se originan en zonas cerebrales similares. Sin embargo, a diferencia del odio, el amor reduce notablemente la actividad de las zonas del cerebro responsables de la lógica. Reseña el Laboratorio de Neurobiologóa de Inglaterra. www.vislab.ucl.ac.uk

6. El cerebro es especialmente sensible a la deshidratación
El 80% de nuestro cerebro es agua. Por lo tanto, una pérdida insignificante del líquido (aproximadamente 2%) reduce notablemente la concentración, empeora la memoria a corto plazo y afecta habilidades cognitivas.

5. El embarazo cambia la estructura del cerebro
Los científicos demostraron que en las mujeres embarazadas disminuye la cantidad de materia gris en las áreas del cerebro en las que se origina la habilidad de entender a las demás personas. Todo esto es necesario para fortalecer el vínculo entre la madre y el hijo, y ayudarle a la mujer a entender mejor las necesidades de su bebé, así como notar cualquier cambio.

4. La Abundancia del azúcar en la dieta afecta la memoria y disminuye la capacidad para aprender.
Una cantidad elevada de fructosa en tu régimen puede hacer que el funcionamiento del cerebro sea menor; también reduce la habilidad de estudiar y memorizar la información, así como la de concentrarse. Esto se debe a que el exceso de azúcar destruye las conexiones neuronales del cerebro.
Los científicos resaltan que el azúcar de producción industrial es aún más nociva (se agrega en las bebidas sin alcohol, sazonadores, salsas y alimento infantil). Sin embargo, los alimentos que contienen los ácidos grasos omega-3 (pescado graso, nueces, hígado de pescado) recuperan el daño. Revela un estudio publicado por la revista The Journal of Physiology.

3. El amor romántico y el amor de madre son muy parecidos
Resulta que, en cuestión de actividad cerebral, las relaciones románticas y maternales se parecen mucho, pero existen ciertas diferencias. Por ejemplo, en el caso de un amor apasionado, se activan las áreas del cerebro que tienen que ver con la excitación sexual. Además, se reduce el nivel de ansiedad y estrés y se intensifica la euforia. En las madres se activan las áreas responsables por la formación del vínculo.

2. Pintar mejora la función cerebral
De acuerdo con una investigación, actividades como pintar y admirar obras de arte mejoran notablemente la interacción entre las áreas del cerebro y desaceleran el envejecimiento. Los científicos estudiaron el efecto del arte en las personas de 62 a 70 años de edad. La mitad de ellos tomó un curso de historia de arte, y otra mitad, un curso de pintura. Resultó que estas últimas tuvieron un mejor efecto en la gente que las primeras.

1.-Leer entrena el cerebro
Los científicos de Oxford demostraron que en el proceso de lectura se entrenan las habilidades cognitivas del cerebro. Al mismo tiempo, se activan las áreas que en otras actividades permanecen inactivas. Mientras lees, la sangre llega a las áreas del cerebro relacionadas con la concentración y aprendizaje. Curiosamente, esto no ocurre mientras ves la televisión o juegas un videojuego.


                                                                      Dibujo cortesía de Harvard Health Publishing

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