NUEVE EJEMPLOS IMPRESIONANTES DE CÓMO
NOSOTROS MISMOS INFLUIMOS EN NUESTRO
CEREBRO
Nuestro cerebro es tal
vez el órgano más misterioso de nuestro cuerpo. Cada día, los científicos
descubren algunos datos nuevos acerca de su funcionamiento, pero aún hay muchos
misterios por resolver.
9. Falta de sueño crónica
Los científicos de la
Universidad de California, en Berkeley, encontraron pruebas contundentes que
demuestran que el déficit del sueño puede afectar la memoria y provocar la
enfermedad de Alzhéimer. Lo que pasa es que, mientras dormimos, las células del
cerebro eliminan los compuestos tóxicos que afectan el cerebro. Si la persona
duerme poco sistemáticamente, dichos compuestos no son eliminados y afectan las
células del cerebro.
8. El estrés prolongado destruye el cerebro
Los problemas de
memoria, inhabilidad de aprender cosas nuevas y controlar las emociones: estos
son algunos de los efectos del estrés crónico. Además, esta enfermedad hace que
la persona se irrite con facilidad, se sienta angustiada, tensa y se distraiga
a menudo. Señala un informe de la Escuela de Medicina de la Universidad de
Harvard.
7. El amor y el odio tienen mucho en común
Los científicos británicos descubrieron que el amor
y el odio se originan en zonas cerebrales similares. Sin
embargo, a diferencia del odio, el amor reduce notablemente
la actividad de las zonas del cerebro responsables
de la lógica. Reseña el Laboratorio de Neurobiologóa de Inglaterra. www.vislab.ucl.ac.uk
6. El cerebro es especialmente sensible a la deshidratación
El 80% de nuestro
cerebro es agua. Por lo tanto, una pérdida insignificante del líquido
(aproximadamente 2%) reduce notablemente la concentración, empeora la memoria a
corto plazo y afecta habilidades cognitivas.
5. El embarazo cambia la estructura del cerebro
Los científicos demostraron que en las
mujeres embarazadas disminuye la cantidad de materia gris en las
áreas del cerebro en las que se origina la habilidad
de entender a las demás personas. Todo esto
es necesario para fortalecer el vínculo entre la madre
y el hijo, y ayudarle a la mujer a entender mejor
las necesidades de su bebé, así como notar cualquier cambio.
4.
La Abundancia del azúcar en la dieta afecta la memoria y disminuye la capacidad
para aprender.
Una cantidad elevada de fructosa en tu
régimen puede hacer que el funcionamiento del cerebro sea menor; también reduce
la habilidad de estudiar y memorizar la información, así como la de
concentrarse. Esto se debe a que el exceso de azúcar destruye las conexiones
neuronales del cerebro.
Los científicos resaltan que el azúcar
de producción industrial es aún más nociva (se agrega en las bebidas sin
alcohol, sazonadores, salsas y alimento infantil). Sin embargo, los alimentos
que contienen los ácidos grasos omega-3 (pescado graso, nueces, hígado de
pescado) recuperan el daño. Revela un estudio publicado por la revista The
Journal of Physiology.
3.
El amor romántico y el amor de madre son muy parecidos
Resulta que, en cuestión de actividad cerebral,
las relaciones románticas y maternales se parecen mucho, pero existen ciertas
diferencias. Por ejemplo, en el caso de un amor apasionado, se activan las
áreas del cerebro que tienen que ver con la excitación sexual. Además, se
reduce el nivel de ansiedad y estrés y se intensifica la euforia. En las madres
se activan las áreas responsables por la formación del vínculo.
2.
Pintar mejora la función cerebral
De acuerdo con una investigación,
actividades como pintar y admirar obras de arte mejoran notablemente la
interacción entre las áreas del cerebro y desaceleran el envejecimiento. Los
científicos estudiaron el efecto del arte en las personas de 62 a 70 años de
edad. La mitad de ellos tomó un curso de historia de arte, y otra mitad, un
curso de pintura. Resultó que estas últimas tuvieron un mejor efecto en la
gente que las primeras.
1.-Leer
entrena el cerebro
Los científicos de Oxford demostraron
que en el proceso de lectura se entrenan las habilidades cognitivas del
cerebro. Al mismo tiempo, se activan las áreas que en otras actividades
permanecen inactivas. Mientras lees, la sangre llega a las áreas del cerebro
relacionadas con la concentración y aprendizaje. Curiosamente, esto no ocurre
mientras ves la televisión o juegas un videojuego.
Dibujo
cortesía de Harvard Health Publishing